– Jesús De Miguel, Socio fundador.
INTRODUCCIÓN
Quiero comenzar haciendo alusión a una expresión que utilizó el General de Ejército D. Félix Sanz Roldán durante su intervención en la primera edición de las jornadas de reflexión sobre la inteligencia aplicada al mundo empresarial que organiza nuestra consultora Two Worlds Collaborative Intelligence (TWCI), manifestando la necesidad de “desacralizar la inteligencia”. Esta proposición, a mi parecer muy apegada al concepto de Inteligencia Colaborativa (IC) que constituye el “core” de la actividad empresarial de TWCI, no es baladí, al contrario, encierra un mensaje muy importante en el complejo mundo de nuestros días.
Este vocablo –desacralizar– en su acepción de la RAE de perder su carácter sagrado no significa perder importancia; todo lo contrario, lo que hace es hacerla más accesible, ampliar su campo de conocimiento, y darle con ello una nueva dimensión. En este sentido consideramos que el nuevo enfoque (desacralizado) que precisa la Inteligencia para adaptarse al incierto mundo de nuestros días se fundamenta en los siguientes tres pilares:
- Primero, reconoce la necesidad que tienen todas las organizaciones, ya sean públicas o privadas, de acceder a la inteligencia, y que por ende esta función no puede ser de exclusividad del Estado, ni estar envuelta en el secretismo propio de los servicios de inteligencia.
- Segundo, la inteligencia es en sí misma un área de conocimiento, en consecuencia, debe tener un amplio desarrollo y debe ser tratada de una manera transversal, en la medida en que su discernimiento afecta a distintos ámbitos de la actividad de las corporaciones.
- Tercero, con la desacralización de la Inteligencia se busca invertir el tradicional concepto de la “información es poder”, orientado a proteger la información como un bien en sí mismo, olvidando su cualidad de servicio a un bien común, para adoptar uno mucho más amplio como es el de “compartir es conocer” -cuanto más compartimos más tendremos-.
En síntesis, la desacralización de la inteligencia nos conduce precisamente a una colaboración más amplia y profunda. Colaboración que debe ser entendida tanto de una manera horizontal entre órganos de inteligencia y/o consultoras especializadas, como verticalmente en lo que se refiere a la contribución de estas compañías de inteligencia para alcanzar los objetivos de los grupos empresariales.
UNA REFLEXIÓN SOBRE EL IMPACTO DE LAS EMPRESAS EN LA SEGURIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL.
Gran parte de los servicios y productos de nuestro porfolio están orientados a los procesos de internacionalización de las empresas. Sin embargo, pocas veces desde el mundo empresarial se ha parado a reflexionar el papel que juegan éstas en la seguridad internacional y nacional.
El ámbito internacional, otrora casi exclusivo de los Estados, hoy es compartido por actores de muy diferente condición como son, entre otros, las diferentes organizaciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales, y las corporaciones multinacionales. Incluso, yendo un paso más allá, si hablamos de poder económico, las economías de muchos Estados son menores que los presupuestos que manejan estas grandes empresas.
De acuerdo con la ONG Global Justice Now (https://www.globaljustice.org.uk/news/10-biggest-corporations-make-more-money-most-countries-world-combined/), la empresa estadounidense Walmart ocupa el décimo lugar en una lista combinada de Estados y grandes corporaciones, delante de economías como la de España, Australia o Países Bajos, por ejemplo. En esta lista, cinco multinacionales se encuentran entre las 20 economías más fuertes del planeta, lo que supone el 25% de este ranking. Pero es más, si tomamos como referencia las cincuenta primeras, este porcentaje lleva a las grandes empresas privadas a ocupar el 50% de esos lugares.
Lo anterior condiciona sin duda las dinámicas y la propia configuración del sistema internacional y de las relaciones internacionales, poniendo de manifiesto el peso que tiene el sector privado en el tejido económico internacional, incluso en la configuración de las agendas políticas, al inicio de esta tercera década del siglo XXI.
Si nos ceñimos al ámbito nacional español, su producto interior bruto (PIB) para el año 2020 se fijó en 1,12 billones de euros, mientras que las empresas del IBEX35 tuvieron unos ingresos de 393.000 millones de euros, lo que supone un porcentaje de más de un 35% del PIB. Si a estas cifras añadimos el impacto que la actividad de las cerca de 2.900.000 Pymes tiene en la economía del país, estimado en más de un 50% del PIB nacional, es fácil concluir la importancia del sector privado en la economía nacional.
Si tenemos en cuenta que todas ellas se mueven en un entorno de gran complejidad e incertidumbre, nos podemos preguntar si están en condiciones de abordarlo. Posiblemente la respuesta sea negativa, lo que da pie a una segunda cuestión, sobre cuáles podrían ser las razones por las que, aún poniendo tanto en juego, no dispongan de las herramientas que les permitan identificar y anticipar, de un modo oportuno y eficiente, situaciones que pueden generar consecuencias no deseadas o generadoras de riesgos.
Desde la visión multidimensional de la seguridad y considerando los datos arriba expuestos sumariamente, parece incuestionable la vinculación del sector privado y la propia seguridad nacional. Lo que se podría justificar en primer lugar, al considerar que toda actividad empresarial genera un impacto económico, el cual tiene un efecto de causalidad con las políticas económicas nacionales en un doble sentido, por un lado, en la medida que los resultados de las empresas favorecen la estabilidad y el progreso económico; y por otro, en la medida que las políticas económicas influyen en los resultados de las compañías privadas. Segundo, las políticas económicas tienen una relación directa con la seguridad en la medida de que, por una parte, son un instrumento para alcanzar y consolidar los intereses nacionales, y por otro, no menos importante, contribuyen al desarrollo de la sociedad, dando carta de naturaleza al enfoque de la seguridad desde la emancipación. Y en tercer lugar, parece incuestionable que a mayor fortaleza del tejido empresarial se produce un mayor crecimiento económico, lo que a su vez redunda en una más sólida seguridad nacional.
NECESIDAD DE UNA CONVERGENCIA MÁS SÓLIDA ENTRE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO.
Establecidas las razones por las que el sector privado contribuye no solo al desarrollo económico del país, sino a la propia seguridad nacional, el siguiente paso es establecer los mecanismos que deben orientar la convergencia de los sectores público y privado, algo que cada vez se muestra más necesario, y en las antípodas de los discursos populistas, cuando se limitan a enfatizar la importancia de lo público sobre la base de demonizar lo privado; discurso, por cierto que fuer, y sigue siendo, el fundamento de las políticas de todas las dictaduras comunistas.
La OTAN desarrolló en el año 2008 el concepto “Comprehensive Approach” (Enfoque Integral), sobre el que pivotaba la cooperación cívico militar en situaciones de crisis. Con él se asumía una responsabilidad compartida; por un lado, las corporaciones civiles deben disponer de sus correspondientes planes de seguridad adaptados a la situación y, por otra, se establecerán las sinergias correspondientes entre éstas y las organizaciones estatales para definir y alcanzar objetivos compartidos.
Si bien es cierto que este concepto proporciona un espacio marco de colaboración entre lo público y lo privado en situaciones y en escenarios de crisis, no es menos cierto que las Estrategias de Seguridad Nacional de la mayoría de los países que las han desarrollado, entre ellos España, contemplan esta necesidad de cooperación con el sector privado.
Refiriéndonos a la cooperación entre sector público y el privado, una vez más el modelo anglosajón está en clara ventaja, posiblemente por una mayor vinculación entre las políticas exterior y comercial. Lo que no es óbice para que la Estrategia de Seguridad Nacional de España (ESN) en el quinto de los objetivos generales que enumera en el Capítulo 5 haga referencia a la cooperación entre los sectores público y privado:
“Fortalecer la proyección internacional de España. Proteger los intereses de España en el exterior es clave para la Seguridad Nacional. (…) España seguirá protegiendo los intereses de sus ciudadanos y empresas más allá de sus fronteras a través del Servicio Exterior del Estado, promoviendo así el incremento de las exportaciones y de las inversiones de las empresas españolas en el exterior”
Por su parte, la Estrategia de Acción Exterior española incluye entre sus objetivos “la Asistencia y Protección de los Españoles en el Exterior” y “la promoción de los intereses económicos de España en el Exterior”
En síntesis, tenemos el marco normativo, aunque cabe preguntarse si realmente el modelo de convergencia entre ambos sectores es el adecuado, pero sobre todo si se dispone, y se encuentra normalizados los necesarios mecanismos para su implementación.
LA COOPERACIÓN EN EL CAMPO DE LA INTELIGENCIA
Son muchos los ámbitos de convergencia entre público y privado, pero ciñéndonos al campo de la Inteligencia, se puede afirmar que en el caso español hoy en día es más bien escaso, posiblemente porque quizás aún estemos comenzando a desacralizar la Inteligencia, utilizando las palabras del general Sanz Roldán.
Resulta una obviedad mencionar una vez más el carácter global de la economía en nuestros días, y para ser competitivo en este contexto debemos aprender a pensar y actuar de manera innovadora y colaborativa; se trata de aprender a saber qué, dónde y a quién preguntar. Este se puede decir que es el principio clave de una inteligencia colaborativa cuyos criterios más relevantes paso a enumerar:
- El primero de ellos tiene que ver con la idea fundamental que versa sobre la necesidad que hoy en día tienen las empresas en general, pero de una manera muy especial aquellas que están inmersas en procesos de internacionalización, de contar con el soporte de los productos y servicios de Seguridad e Inteligencia, los cuales no debieran ser una responsabilidad directa del Estado, sino que requieren la concurrencia de compañías especializadas.
- El segundo criterio se refiere al complejo entorno geoestratégico, en el que desarrollan su actividad las empresas y corporaciones, caracterizado, entre otros factores, por un creciente nivel de incertidumbre, haciendo más importante, si cabe, dotarse de unas adecuadas herramientas de inteligencia para entenderlo en toda su amplitud y complejidad y para gestionar eficazmente la incertidumbre que genera. La Inteligencia debe ser entendida en el ámbito empresarial como una función necesaria y transversal en toda la organización
- El tercer atributo sobre el que quiero poner el énfasis estriba en el enfoque con el que abordamos la seguridad. Para comenzar mencionar que lejos de considerar la seguridad exclusivamente como un estado a alcanzar, centrándonos únicamente en el objeto a proteger (activos, personas, marca, reputación, etc.), la entendemos también como una situación, lo que nos permite analizar en profundidad los desafíos a los que se enfrentan las empresas (identificar oportunidades y amenazas), de un modo muy particular las que están inmersas en la internacionalización; pero además, la concebimos también como acción a emprender, para determinar con ello las estrategias a aplicar y los medios a emplear (plan de negocio, planes de contingencia); como una cuarta dimensión de la seguridad, la percibimos como una función, para con ella fijar las responsabilidades del que es un proceso transversal y que por ende afecta a toda la organización. En esta dimensión amplia de la seguridad, la Inteligencia constituye su principal escudo protector, así como la actividad que le va a conferir precisamente su condición preventiva y proactiva.
- El cuarto concepto que se aborda es, por tanto, el de la Inteligencia, entendida como una actividad o función básica en los procesos de toma de decisiones, que orientan la actividad y en su caso el cambio de toda organización empresarial. La inteligencia es pues la herramienta capital que nos va a facilitar la información precisa sobre los procesos internos, así como del contexto externo, permitiendo con ello alcanzar una posición de ventaja en la toma de decisiones.
- El quinto código tiene que ver precisamente con la aplicación de la inteligencia al mundo empresarial. La Inteligencia genera conocimiento especializado y es el resultado de un proceso sistemático y normalizado que transforma la información disponible, obtenida por medios y recursos dispares, en un producto aplicable y utilizable. La utilidad de la inteligencia a la actividad de las empresas se manifiesta en dos campos principalmente:
- El primero de ellos es el relacionado con la necesidad de asegurar la continuidad del negocio y el valor reputacional, desarrollando para ello el análisis de inteligencia centrado en el objetivo. La inteligencia es en sí misma proactiva y reconoce que la ausencia de acontecimientos dramáticos no asegura la ausencia de amenazas competitivas, por lo que se debe volcar el esfuerzo en la detección de señales de alerta y en la prevención de riesgos.
- El segundo de los campos a los que se orienta la inteligencia en el mundo empresarial es a garantizar y reforzar la competitividad de la organización, a través del análisis estratégico, para determinar los objetivos a alcanzar e identificar nuestros principales competidores y colaboradores. Este planeamiento debe estar fundamentado en la información, que será de nulo valor si no está contextualizada y analizada convenientemente, es decir transformada en inteligencia.
CONCLUSIÓN
La inteligencia es una función necesaria para todas las organizaciones, en las que se incluye de una manera muy especial al mundo empresarial. Muy pocas compañías privadas disponen de las capacidades y recursos necesarios para conformar sus propios departamentos de inteligencia, por ello las consultoras como Two Worlds Collaborative Intelligence aportan con sus servicios y productos un valor añadido al mundo empresarial español en la consecución de sus objetivos y la preservación de sus intereses.
La actividad empresarial contribuye a fortalecer la propia seguridad nacional, y en el campo de la Inteligencia este tipo de compañías especializadas en esta función pueden ser un invaluable nexo entre los órganos de inteligencia nacionales y el sector empresarial. En el caso de TWCI, la experiencia en este campo de sus socios le hace especialmente apropiada para llevar a cabo esta función en apoyo a las empresas nacionales.
Termino con una reflexión pronunciada por uno de los ponentes en la primera jornada de las “internal conferences” organizadas por Two World Collaborative Intelligence, quien comentó el hecho de que el impacto de las decisiones de un CEO tiene, en ocasiones, más repercusiones que las adoptadas por algunos presidentes de gobierno, y añado: estas resoluciones no pueden pronunciarse sin la concurrencia de la Inteligencia, no en vano una de las principales razones de ser de esta función, si no la más importante, es precisamente su apoyo a la toma de decisiones.